jueves, 19 de enero de 2017

Despedida

Nos vemos mañana.
Te cuidas.
Que llegues bien.
Te vas con cuidado.
Espero que volvamos a salir.
Gracias.


Fue curioso ver como tus ojos brillaban al despedirnos; dijiste tantas palabras, que incluso tartamudeaste un poco.
Noté tu voz ligeramente diferente, sí, eso es, y al ver que tus ojos de abrieron notablemente, lo supe. Supe que estabas nervioso, y por alguna razón me alegré.
La última vez dijimos adiós con un beso en la mejilla, pero en esta ocasión no fue así, quiero pensar que no sabías como actuar.
Ansío volver a verte, volver a salir contigo.

miércoles, 11 de enero de 2017

Lo admito

Sí, lo admito, he de querer que alguien me mire perfecta ante sus ojos, anhelo que alguien vea más allá de mis miles de defectos. Que cuando esté conmigo no tenga la más mínima necesidad de estar con alguien más. Que procure siempre caminar a mi lado.
Recordar es volver a vivir, quiero a alguien que cuando pasemos debajo de aquel frondoso árbol, recuerde la primera ves que no vimos.
Si entramos en esa cafetería, recuerde el momento preciso en el que confesamos nuestro amor.
Que al ver mi sonrisa, prontamente y sin saber porqué, sonría.
Alguien que al estar leyendo estas palabras, se de cuenta cuanto he estado esperando el momento en el que alguien haga por mí, lo mismo que yo estoy dispuesta a hacer por él.
Lo admito, quiero estar locamente enamorado.

Sensaciones

El rose de sus manos, de estar sentada y que él me tome de la mano. Decirle adiós al frío que me congelaba, para decirle bienvenido al calor que ahora nos acompaña.
Caminar al mismo tiempo, pegarme de tu brazo mientras tú esbozaste una sonrisa, y al ver semejante gesto, no pude evitar sonreír también.
Me besaste la frente, fue algo inesperado, pero que totalmente me encantó, suplicaba por un beso a esos labios, tan lindos, tan carnosos, tan rojos, tan míos.
Cuando nos sentamos, puse mis manos sobre mis piernas, volteé a ver el paisaje  cuando de pronto sentí algo tan familiar, era tu mano postrada sobre la mía, en ese instante giré mi cabeza, y al hacerlo estaban frente a mí esos ojos color miel que tanto me gustan, era inevitable sonreír ante tal hermosura. De pronto, una de sus manos se dirigieron detrás de mi nuca, te acercaste y me acercaste, hasta que pudimos encontrar nuestros labios en un adorable beso.
Fue un beso tan íntimo, que sin decir ni una palabra, supe que éramos los indicados.
Sí, todo fue genial, hasta que desperté de mi sueño, y aunque no fue una sensación real, me queda ese gesto amable.
Gracias por haberme dado este sueño